27 de noviembre de 2016

ADVIENTO, TIEMPO DE EDUCAR EN LA ESPERA

Se acerca la Navidad. Tanto y tan rápido que parece que ya está aquí.


Pero la celebración auténtica de la Navidad va precedida de un tiempo valioso y rico en enseñanzas, tanto religiosas como humanas, que tendemos a olvidar. Nos perdemos la oportunidad de crecer en algunos Valores que nuestra enfermiza sociedad de lo inmediato, la prisa y la satisfacción impulsiva de deseos poco profundos parece sepultar entre luces, adornos y reclamos promocionales.

El Adviento es un espacio totalmente opuesto al frenesí del consumo y al ruido de los anuncios, es un espacio que nos abre a la interioridad más profunda, nos pone en contacto con nuestros anhelos verdaderos, busca dar sentido a lo que celebramos, y nos permite prepararnos para vivir con intensidad celebraciones que sin este tiempo se podrían volver rutinarias y vacías.

Para nuestros niños y niñas, el Adviento bien vivido puede ser altamente educativo:

Nos ayuda a situar en su contexto el acontecimiento de la Navidad: el Adviento hace eco a la larga espera del pueblo de Israel, tan necesitado de la llegada de un Mesías, después de años y años de tribulaciones y dificultades. Nos pone en contacto con generaciones y generaciones de hombres y mujeres que, como nosotros, buscaban vivir tiempos mejores. Nos ayuda a entender esa sed que tienen hoy también tantos Hermanos de una Liberación, de una Salvación, en medio de situaciones dolorosas e injustas. La primera acción de la Virgen María en Adviento es la de correr a ayudar a su prima Isabel. También para los niños/as el Adviento ha de ser tiempo de abrir los ojos al mundo y ejercer la Solidaridad.



Pone el tiempo en perspectiva: hacer un calendario de Adviento, contar los días, encender cada domingo una vela más en la corona es una forma de representar el paso del tiempo que puede ayudar a los más pequeños a situarse y a educarse en la espera: ¡No todas las cosas llegan cuando y como yo quiero! Contar la historia y las desavenencias de María y José puede enseñar a acoger con paciencia los contratiempos y contrariedades. Aprender a demorar recompensas, aguantar el turno de palabra, respetar mi lugar en la fila, esperar a que el profesor/a me pueda ayudar o a que Papá o Mamá me puedan atender son parte de las actitudes fundamentales que permiten enfrentarse a las pequeñas frustraciones del día a día.






Nos enseña a vivir enfocados a una meta: ¡La Navidad se prepara y mucho! Muchas de las metas que verdaderamente importan requieren esfuerzos constantes, perseverancia, preparación. Montar el Belén, adornar el árbol, ensayar villancicos y bailes o cocinar platos especiales son tareas alegres que pueden ser ocasión de subrayar que lo auténticamente valioso e importante no sale fácil, hace falta orden, trabajo, repetición, organización, voluntad. Así se preparan también las competiciones deportivas, los exámenes, los conciertos… Subrayar estos aspectos y valorar los procesos puede ayudar a los niños y niñas a darse cuenta de la importancia de un esfuerzo sostenido en el tiempo para alcanzar cualquier meta.



Nos recuerda el regalo y el misterio que es la Vida desde sus inicios: el Adviento puede ser buen momento para recordar a nuestros hijos/as cómo les hemos esperado y deseado, cómo nos hemos preparado para su llegada, cómo les hemos querido antes siquiera de poder abrazarlos. Es tiempo de reconocer su unicidad y su valor infinito. Lo más preciado, la Vida, la Familia es gratuito. Lo más valioso no se puede comprar. Es tiempo de acoger y agradecerlo como un Don. Es tiempo de crecer en el Amor mutuo.


Nos educa en el silencio, en la admiración, en la Esperanza: la protagonista del Adviento es sin duda la Virgen María ¡y lo único que sabemos es que meditaba todas esas cosas en su corazón! A través de gestos sencillos, de una oración compartida, de una imagen, de una vela, de una canción, podemos ayudar a los niños y niñas a conectar con su interioridad, a mirar, a apreciar y agradecer el silencio, un silencio cargado de Vida.


En definitiva, el Adviento es un momento único para educar y crecer en actitudes fundamentales muy poco presentes en el mundo de hoy. ¡Ojalá lo sepamos aprovechar!

¡Feliz Adviento!

Algunos recursos de Adviento:

Para prepararnos bien:

Para los “digitales”:

Para aprender a esperar:

Para los manitas:

Para los cantarines:

Para los más contemplativos:

De todo un poco:

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