Se acerca la Navidad. Tanto y tan
rápido que parece que ya está aquí.
Pero la celebración auténtica de la Navidad va precedida de un tiempo
valioso y rico en enseñanzas, tanto religiosas como humanas, que tendemos a
olvidar. Nos perdemos la oportunidad de
crecer en algunos Valores que nuestra enfermiza sociedad de lo inmediato,
la prisa y la satisfacción impulsiva de deseos poco profundos parece sepultar
entre luces, adornos y reclamos promocionales.
El Adviento es un espacio totalmente opuesto al frenesí del consumo y al
ruido de los anuncios, es un espacio que nos abre a la interioridad más profunda, nos pone en contacto con
nuestros anhelos verdaderos, busca dar
sentido a lo que celebramos, y nos
permite prepararnos para vivir con intensidad celebraciones que sin este
tiempo se podrían volver rutinarias y vacías.
Para nuestros niños y niñas, el
Adviento bien vivido puede ser altamente educativo:
Nos ayuda a situar en su contexto el acontecimiento de la Navidad:
el Adviento hace eco a la larga espera del pueblo de Israel, tan necesitado de
la llegada de un Mesías, después de años y años de tribulaciones y
dificultades. Nos pone en contacto con generaciones y generaciones de hombres y
mujeres que, como nosotros, buscaban vivir tiempos mejores. Nos ayuda a entender esa sed que tienen hoy
también tantos Hermanos de una Liberación, de una Salvación, en medio de
situaciones dolorosas e injustas. La primera acción de la Virgen María en
Adviento es la de correr a ayudar a su prima Isabel. También para los niños/as el Adviento ha de ser tiempo de abrir los
ojos al mundo y ejercer la Solidaridad.
Pone el tiempo en perspectiva: hacer un calendario de Adviento,
contar los días, encender cada domingo una vela más en la corona es una forma de representar el paso del
tiempo que puede ayudar a los más pequeños a situarse y a educarse en la espera:
¡No todas las cosas llegan cuando y como yo quiero! Contar la historia y las
desavenencias de María y José puede enseñar a acoger con paciencia los
contratiempos y contrariedades. Aprender a demorar recompensas, aguantar el
turno de palabra, respetar mi lugar en la fila, esperar a que el profesor/a me
pueda ayudar o a que Papá o Mamá me puedan atender son parte de las actitudes fundamentales que permiten
enfrentarse a las pequeñas frustraciones del día a día.
Nos enseña a vivir enfocados a una meta: ¡La Navidad se prepara y
mucho! Muchas de las metas que verdaderamente importan requieren esfuerzos constantes,
perseverancia, preparación. Montar el Belén, adornar el árbol, ensayar
villancicos y bailes o cocinar platos especiales son tareas alegres que pueden
ser ocasión de subrayar que lo
auténticamente valioso e importante no sale fácil, hace falta orden, trabajo, repetición,
organización, voluntad. Así se preparan también las competiciones
deportivas, los exámenes, los conciertos… Subrayar estos aspectos y valorar los
procesos puede ayudar a los niños y niñas a darse cuenta de la importancia de un esfuerzo sostenido en el tiempo
para alcanzar cualquier meta.
Nos recuerda el regalo y el misterio que es la Vida desde sus inicios:
el Adviento puede ser buen momento para recordar a nuestros hijos/as cómo les
hemos esperado y deseado, cómo nos hemos preparado para su llegada, cómo les
hemos querido antes siquiera de poder abrazarlos. Es tiempo de reconocer su
unicidad y su valor infinito. Lo más
preciado, la Vida, la Familia es
gratuito. Lo más valioso no se puede comprar. Es tiempo de acoger y
agradecerlo como un Don. Es tiempo de
crecer en el Amor mutuo.
Nos educa en el silencio, en la admiración, en la Esperanza: la
protagonista del Adviento es sin duda la Virgen María ¡y lo único que sabemos
es que meditaba todas esas cosas en su corazón! A través de gestos sencillos,
de una oración compartida, de una imagen, de una vela, de una canción, podemos
ayudar a los niños y niñas a conectar
con su interioridad, a mirar, a apreciar y agradecer el silencio, un
silencio cargado de Vida.
En definitiva, el Adviento es un momento único para educar y crecer en
actitudes fundamentales muy poco presentes en el mundo de hoy. ¡Ojalá lo sepamos aprovechar!
¡Feliz Adviento!
Algunos recursos de Adviento:
Para prepararnos bien:
Para los “digitales”:
Para aprender a esperar:
Para los manitas:
Para los cantarines:
Para los más contemplativos:
De todo un poco:
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