Volver
al curso no es volver. No es volver a la rutina de siempre,
con las mismas tareas de siempre, las mismas obligaciones, las mismas
dificultades, las mismas alegrías una y otra vez repetidas.
Volver
es empezar de nuevo. Es crecer. Es descubrir nuevos mundos.
Fijar la mirada en otro horizonte que se ha ido descubriendo al hilo del
verano.
Volver supone para los niños este
pequeño cosquilleo en el estómago que abarca desde la incertidumbre sobre
los cambios (¿Cómo será mi nuevo Profe? ¿Habrán cambiado mis compañeros? ¿Y mi
aula? ¿Es muy difícil este nuevo curso? ¿Y después de este Cole, qué?) hasta la
ilusión más genuina por estar juntos de nuevo, estrenar mochilas y estuches,
descubrir el lema de Valores de este curso o el horario de Educación Física,
averiguar ya cuáles serán el día, el tema y la canción de la Fiesta de Navidad…
Volver
para un educador/a supone unos cuantos retos: hacerse
con el nuevo grupo, los nuevos horarios, los cambios de programa (los de la
LOMCE, por ejemplo), trabajar con otros, empezar nuevos proyectos… Es, siendo
digno/a de la confianza depositada, aliar el rigor profesional con la
implicación personal para ante todo
conseguir transmitir, a la par de los contenidos, algo de la esencia, algo de la
llama, algo del sentido y de la ilusión por la Vida.
Volver
es Vivir.
Al
abrir la primera página en blanco del curso 2015/16, Profesores, Hermanas y
Personal del Colegio Niño Jesús nos sentimos emocionados por
esta oportunidad renovada de dedicarnos
a lo nuestro, a enseñar y educar, a acompañar los pasos de nuestros alumnos/as,
sus búsquedas, sus descubrimientos, sus logros.
Algunas convicciones nos
animan en este camino:
·
Nuestro Carisma, un regalo
Desde sus inicios en España,
la Congregación del Niño Jesús, con la Hermana Noël, la Hermana Magdalena y la
Hermana del Rosario, quiso arraigar y difundir su Carisma de simplicidad, acogida, confianza,
haciendo realidad el lema de nuestro escudo: “Sed como este pequeño”.
El Niño de Belén es a quién acogemos, cada
mañana, cuando abrimos las puertas del Colegio. Al Niño de Belén queremos
parecernos viviendo desde la sencillez, la capacidad de maravillarnos, la
ternura, la esperanza.
Ese espíritu nos llevó, hace ya más de 30 años, a acoger a nuestros primeros alumnos/as con dificultades de audición, con una progresiva especialización que ha hecho de nuestro centro un referente en integración, con todo el enriquecimiento que ello conlleva para tod@s.
·
Un equipo unido, formado e innovador
Como bien proclama nuestro
lema, “Los edificios no educan, educamos
las personas”. El tamaño reducido de nuestro Claustro, la amplia y variada
formación y experiencia de los profesores, su arraigo en nuestro estilo
educativo son nuestro mayor tesoro.
Pasión
por los niños/as y por su profesión, implicación personal, capacidad de
diálogo, trabajo en equipo, curiosidad por experimentar y aprender, son las
cualidades que han de seguir definiendo nuestra tarea cotidiana.
Este año nos lanzamos a la
aventura de implantar un nuevo método de matemáticas, experimentaremos con
“arts and crafts”, llevaremos a cabo un proyecto de interacción con nuestro
entorno social… La ilusión es nuestro
motor, así como el deseo de brindar a los niños experiencias auténticas, variadas y enriquecedoras.
·
El Colegio somos tod@s
Ninguna labor educativa es
posible si no colaboran, desde una voluntad de sinergia y armonía, todas las
personas que están en contacto con los niños/as.
El
Colegio es NUESTRO. De las Hermanas, de los Profesores, de los
Niños/as, de Padres y Madres, Abuelos/as, Antiguos/as Alumnos/as, de los Empleados/as…
NOSOTROS
hacemos juntos de este lugar un lugar para vivir, un
lugar para aprender, madurar, compartir alegrías y penas, un lugar también para
encontrarnos con Dios, un lugar que sea
un hogar.
Todas las personas que
trabajan en el Colegio participan también de la labor educativa aportando su
profesionalidad y su calidad y calidez personal.
·
Convivir en un Centro pequeño, un lujo
El
tamaño familiar de nuestro Centro permite que cada niño sea tratado y valorado día
tras día como la persona única e irrepetible. A la vez, la convivencia fraterna
y alegre de niños/as de todos los horizontes sociales,
culturales, familiares, siempre ha sido
una de nuestras características y sigue siendo
un punto de anclaje muy firme para nuestra labor educativa cotidiana.
Convivir supone aprender a situarse en la sociedad, en el mundo y requiere mirar, escuchar, entregar, renunciar, aceptar límites, respetar, aportar, ceder, enriquecerse…
·
Las normas, una necesidad
Una vida común armoniosa
requiere de una reglas de funcionamiento
conocidas, aceptadas y respetadas por tod@s. Normas firmes y un marco organizativo flexible y reactivo son
elementos importantes para lograr los objetivos de aprendizaje tanto puramente
académicos como sociales.
Resulta muy productiva y
eficaz la colaboración de los niños/as, a medida que vayan creciendo, en el
establecimiento de ciertas normas del aula, en el control de su cumplimiento,
en la evaluación de sus beneficios. ¡No es raro que nos sorprendan por su
austeridad y nivel de exigencia!
·
La alegría también educa: una visión
positiva de lo escolar
Conseguir
un clima escolar relajado donde cada niño/a se encuentre a gusto y
pueda enfrentarse alegre y confiado a la tarea de aprender es un reto cada día.
Supone ofrecer cariño auténtico, atención
a cada uno/a, habilidades de observación, escucha, mediación, supone sobre todo haber conservado una
mirada y un corazón de niño/a, capaz de ponerse en su lugar, y siempre
dispuesto a maravillarse, ilusionarse, reír, cantar. Un corazón alegre, espontáneo,
abierto a las sorpresas, al cambio.
En esta tarea no estamos solos. Sabemos que estamos en manos de “Quién sabemos nos ama” como dice Santa Teresa. Juntos, sostenidos por el Padre del Cielo, que quiere con locura a cada uno de estos pequeños/as que son la semilla del Reino, emprendemos esta andadura 2015/16.
¡Feliz curso!
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