Llega el mes de septiembre y nos enfrentamos a un nuevo curso escolar donde tenemos que tener en cuenta los uniformes, materiales, horarios, maestro/a nuevo/a y los temidos libros de texto. Para muchas familias la inversión económica, conocida como la “cuesta de septiembre”, es muy elevada y pone en duda, un año más, la necesidad real de la existencia de libros de texto en las aulas.
Partiendo del “gran acuerdo” en materia educativa en España, cambiando de leyes cada poco tiempo y favoreciendo, aparentemente, a las grandes editoriales para que hagan “su septiembre”, el cambio de libros es uno de los mayores debates a los que se enfrenta un claustro durante todo un periodo lectivo.
Independientemente de la opinión que cada maestro tenga frente a esta forma de trabajo, sabemos que todos compartimos el objetivo de obtener los mejores resultados tanto académicos como personales y sociales de nuestros alumnos.
Existen multitud de posicionamientos en un claustro respecto a este tema. Podemos identificar a grandes rasgos tres tipos de maestros dentro de las aulas de nuestros centros educativos. De ellos depende la metodología formativa de nuestros hijos y por tanto es bueno conocerlos.
- El maestro chuleta: es aquel que utiliza única y exclusivamente las guías didácticas y sus libros correspondientes en su práctica docente.
- El maestro híbrido: su metodología se caracteriza por el uso heterogéneo de material proporcionado por las editoriales y sus propios recursos adecuados a la realidad del aula.
- El maestro constructor: elabora todos los materiales didácticos que son necesarios para el desarrollo de sus clases, adecuando los mismos a la realidad del aula y a las características de sus alumnos.
A estas características de los maestros, hay que añadir que todas las asignaturas no son iguales, ni requieren el mismo tipo de material de apoyo. En muchas ocasiones, las editoriales proporcionan recursos muy valiosos de apoyo para el Profesor: mapas para el aula, programas para pizarra digital, vídeos, materiales de audio, etc…, fruto del trabajo conjunto de muchos profesionales y que serían a veces difíciles de conseguir y sistematizar por parte del maestro.
En todo caso, la elección de libros de texto responde a unos criterios rigurosos tanto pedagógicos como metodológicos, éticos y estéticos. También se presta atención al coste económico y ecológico que pueda suponer y a la posibilidad de re-utilización de los materiales.
Desde el Colegio Niño Jesús de Valladolid, comenzamos este curso con mucha ilusión y nuevos cambios. Nuestro carisma y nuestra inversión en innovación pedagógica son dos conceptos que nos distinguen de otros colegios, y a la vez favorecen la evolución hacia la calidad de la educación que ofrecemos.
Es cierto que nuestro interés es ir evolucionando hacia el maestro constructor pero somos conscientes de las dificultades que esto genera. Elaborar el material es una metodología muy valiosa, pero los recursos económicos, personales y ambientales condicionan esta modalidad de trabajo. Todo cambio conlleva un largo proceso donde los cabos tienen que estar muy bien atados porque lo que está en juego es la educación de los alumnos.
Tenemos muy presente que los libros de texto tienen que ser una ayuda dentro de la clase no un único recurso.Tal y como dijo Einstein “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Además el uso de libro es un elemento que genera una innecesaria y molesta presión por “terminarlo”, cuando el temario se puede haber tratado a fondo de otras muchas maneras más provechosas. A lo largo de un curso nos enfrentamos también a que muchas veces es académicamente imposible finalizar algunos temas de los libros, bien por falta de tiempo, por nivel de la clase, prioridad en la selección de los temas imprevistos que surgen a lo largo del curso, etc…
Todas las leyes educativas hablan sobre adecuar los objetivos, los contenidos, los recursos…a las necesidades e intereses de nuestros alumnos. Sin embargo, los libros de texto no siempre aciertan en acercarse a esa realidad por lo que es el maestro quien debe adecuar estos materiales para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es decir, comprar un libro de texto es igual que comprar un guante de la talla 5.Tenemos que conseguir que todos los niños lo utilicen independientemente de la talla que tengan. Por ejemplo, habrá niños que necesiten un guante más pequeño porque tienen una talla 4 y habrá niños que necesiten un guante más grande porque tienen una talla 6. Como maestros tenemos que conseguir que ese guante de la talla 5 (libro de texto) entre de la misma manera en una mano más pequeña o más grande. Por lo tanto, los libros no se ajustan del todo tampoco a la realidad del aula, aunque puedan ser un referente curricular importante.
Tampoco los libros se ajustan completamente a la realidad del centro. La planificación general anual de un centro educativo no está elaborada por editoriales ni leyes educativas, aunque se ajusta a la legislación vigente.
Probablemente sea mejor en muchos casos elaborar el propio material que comprar libros de texto cada año, pero seguramente el resultado no sea proporcional al tiempo empleado por el profesorado. Además, las dotaciones económicas y los horarios de trabajo de los profesores no permiten actualmente que el profesor pueda elaborar todo el material de aula que considera necesario, acudiendo entonces, a los libros de texto y al poco material que pueda elaborar. Pero, “¡Vives como un maestro! ¡Tienes tiempo para todo!” forma parte de otro capítulo…